Medicina, lucha por la vida?

Nos dicen que la medicina es una lucha por la vida contra la muerte. Si así fuera, como algunos creen erróneamente, deberíamos decir a la gente: no os daremos balsámicos para vuestros bronquios, porque debéis respirar aire puro; no os daremos tranquilizantes para vuestras neurosis, porque debéis suprimir la causa de las mismas; no os daremos vasodilatadores para vuestros espasmos porque debéis eliminar los atascos de tráfico y la consideración hacia vuestro jefe; no os daremos protectores hepáticos para vuestro hígado, porque no tenéis que comer alimentos artificiales; no os daremos cortisonas para vuestras alergias, porque tenéis que eliminar las sustancias alérgicas; no os daremos vitaminas o aminoácidos porque tenéis que comer carne y fruta; no os ofrecemos nuestra paciente comprensión mercenaria, porque el amor tenéis que hallarlo en las mujeres (o respectivamente en los hombres) y en la solidaridad entre los compañeros; no os firmaremos "días de enfermedad", porque tenéis que reducir la semana laboral y construir ciudades en las que no sean necesarias horas diarias de conducción o agolpamiento en los autobuses cargados de gente. Deberíamos comportarnos de este modo si la medicina se orientara realmente a la conservación de la vida y a la anestesia ideal".

"…Fabricamos infartos, electrocardiógrafos para diagnosticar infartos y secciones hospitalarias para curarlos. Fabricamos cánceres pulmonares y quirófanos para operarlos. En realidad, nuestro comportamiento tiene su lógica: la lógica de la competencia. Crear un tipo de vida con menos stress y que redujera los casos de infarto significaría disminuir la competencia en nuestra vida: por esta razón no lo hacemos…" (1).

Conti, Laura. Estructura Social y Medicina en Medicina y Sociedad. Ed. Fontanella. Barcelona 1972. p. 296-7


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